ALSINA, AYUSO Y EL IPC

El pasado martes 24 de mayo, se emitió uno de los fragmentos de la conversación entre Ayuso y Carlos Alsina. El periodista de Onda Cero, quiso indagar sobre la deflactación que anunció el gobierno en los tramos del IRPF para 2023, una medida creada para compensar el impacto de la inflación en los bolsillos de los contribuyentes.

Cuando se le preguntó por el cálculo qué tenía pensado, esta fue la respuesta de la presidenta: «Estamos viendo si lo hacemos a través de la inflación o del IPC. Estamos viendo con la Consejería de Hacienda de si lo hacemos a través de los ingresos medios o de los precios. Si suben los precios… Eh… Subir ese tramo un poco más arriba…» ¿Un poco confuso, no?

Dicen que la ignorancia es muy atrevida. Lejos de aclararse, la confusión fue a más: «No lo tenemos cerrado, lo tenemos que ver dependiendo de cómo evolucione esto. Lo hablaba con el consejero de Hacienda y me decía que lo tenemos que decidir que… Pues… Si el indicador lo cogemos por el alza de salarios o de eso, de la inflación de los precios. Tenemos que ver cómo ajustarlo» Digo yo, será un ajuste en diferido en forma de simulación o algo así…

Fuera bromas, la cosa es muy seria. La presidenta de la Comunidad de Madrid, que gestiona un presupuesto de más de 23.000 millones y 6,5 millones de habitantes, no sabe exactamente lo que es el IPC ni cómo se mide la inflación. Además, de su ignorancia, su chulería y sus aires de grandeza le impiden aceptar su ignorancia y por consiguiente, la posibilidad de aprender. Decía Sócrates que la sabiduría está en el reconocimiento de la propia ignorancia. De ahí el «Sólo sé que no sé nada» Pero, la señora Ayuso, prefiere aparentar conocimiento aunque no tenga ni puñetera idea…

El síndrome de Dunning-Kruger es un sesgo cognitivo, según el cual las personas con menos habilidades, capacidades y conocimientos tienden a sobrevalorar sus actitudes sociales e intelectuales y a subestimar las competencias de los demás. Cuanto más incompetente es una persona más competente se cree, ignorando su verdadera naturaleza y siendo incapaz de reconocer la competencia de los demás. Esta actitud se manifiesta principalmente en forma de imposición de ideas y pensamientos, a las que normalmente acompaña con una impostora superioridad moral y una dificultad para reconocer su ignorancia o desconocimiento sobre un asunto.

Pero claro, el caso de Díaz Ayuso no es solo el de una atrevida ignorancia que le lleva, sin sonrojo ni complejo alguno, a mostrar cada dos por tres su supino desconocimiento y a subestimar las habilidades y capacidades de otros. Más bien es el caso de una ignorante presidiendo una comunidad autónoma.

Quizás hayamos descifrado su mensaje oculto cuando manifiesta querer un PP callejero y pandillero. Quiere un partido a su imagen y semejanza, es decir, a su escaso nivel cultural, a su exiguo nivel moral. También quiere un electorado que no la cuestione y se quede tan solo con el aspecto mercantil de su figura pública. Qué sé yo: activa, trabajadora, exitosa…

Y yo me pregunto: ¿habrá en el PP alguien, que se atreva a decirle que no es bueno para ella ni para el partido que vaya mostrando su desnudez cultural e intelectual por doquier? No creemos que Ayuso lo acepte ni tampoco que nadie se atreva, máxime sabiendo lo que le pasó al expresidente del partido, Pablo Casado, solamente por poner en entredicho la comisión cobrada por el hermano de la presidenta madrileña.

Díaz Ayuso, o quien les aconseja, confunde popularidad con valor político. Hacer valer su competencia política por su popularidad, fruto de una más cuidada que acertada mercadotecnia es como pretender hacer comer mierda porque millones de moscas no se pueden equivocar.

Mientras nos entretenemos hablando sobre las capacidades o habilidades intelectuales de la presidenta madrileña, por aquella máxima de que se hable de alguien aunque se hable mal, sus políticas en contra de lo público, en contra de la mayoría social y a favor de una minoría siguen su curso, así como, tapar de alguna manera los onerosos tratos de favor a familiares y amigos.  Que quieren que les diga, a veces creo que hasta le viene bien a la señora Ayuso que se hable de estas bobadas y no del dinero que se llevó a la saca su hermano, por ejemplo…

Cuando no puedan disimular sus trequemanejes mediante cualquier cortina de humo, recurrirán a cualquier trampantojo que haga o que diga Díaz Ayuso en cualquier de sus comparecencias públicas. En ese caso la atrevida ignorancia de Díaz Ayuso, se torna en la sumisa complacencia de cuantos la rodean, que no es más que la necesaria segunda parte del efecto Dunning-Kruger. Y nosotros, aunque nos consideremos listillos, permaneceremos en la caverna, manipulados y engañados.

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