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Fragmentos de una mujer

    Fragmentos de una mujer

    El otro día asistí a la presentación del libro profesor Javier de Lucas, Nosotros que quisimos tanto a Atticus Finch. En un momento del acto, el autor nos recomendó la película Fragmentos de una mujer. Muy discretamente, saqué el teléfono de mi bolsillo y anoté el título en Mis notas. Aproveché también para anotarme el título Matar a un ruiseñor, un libro sobre el supremacismo blanco que en 1961 obtuvo el premio Pulitzer.

    Fragmentos de una mujer, producida por Martin Scorsese y dirigida por Kornél Mundruczo, narra el sufrimiento y superación de Martha Carson, una mujer traumatizada por la muerte de su recién nacido. Una interpretación sublime por parte de Vanessa Kirby. 

    Durante los primeros veinte minutos de la película y haciendo uso de primeros planos queda reflejado un dolor físico intenso e insoportable que acaba con el fallecimiento de su hija. A partir de este momento, el carácter interesado de su mamá y la relación con su marido, Sean Carson, dificultarán la aceptación del duelo y la mejora psicológica de la protagonista. Tengo que reconocer que, por mi formación en Filosofía y Teología y puede que por mi sensibilidad personal, este tema me resulta de gran interés. 

    Hay dos metáforas muy elementales que aligeran la trama dramática de la película. En primer lugar, la construcción de un puente y después, la germinación de las semillas y el estado de la manzana. La protagonista, atrapada por su dolor, encuentra en una librería un remedio paliativo y con ello, un suave respiro a su drama interno: un libro sobre germinación que pronto y con mucha ternura, pondrá en práctica. En la frutería, la protagonista huele, con máxima profundidad, una bonita manzana, una manzana perfecta. Ya en el final de la película y justo en el momento del juicio, Martha Carson reconoce que cuando tuvo en brazos a su niña, olía a manzana.

    Cuando la crisis de pareja se hace patente, Martha coge también este fruto medio podrido y lo muerde. Unos segundos después, también pincha con su cigarro ese globo que había estado destinado a sus ejercicios prenatales. Un objeto de cierto valor sentimental.

    La madre de Martha, en la trama, convence a su marido para interponer una demanda judicial a su partera. Según parece, es un caso claro de negligencia: la matrona sustituta debería haber llamado antes al hospital. Pero contra todo pronóstico, Martha cambia de discurso justo en el momento final del juicio. Vemos pues, que la ley aunque está de su parte, su Ética va por un camino antagónico. 

    En presencia de la corte y durante la intervención del abogado defensor, resulta impactante el primer plano de su cuello con el sonido de sus rápidas pulsaciones. En ese momento, se hacen presentes las contradicciones con las declaraciones de su pareja y la buena intención moral de matrona sustituta que cometió la negligencia. 

    La corte considera una pausa en el juicio. Martha decide rebelar las fotos y ese momento, determinará su decisión. Ella se niega a proseguir con la acusación porque ningún dinero, ni veredicto ni sentencia jamás podrá compensarla. Y teniéndolo todo a su favor, reconoce la buena intención moral de su matrona . En ese momento, toma protagonismo su palabra: «Mi hija no vino al mundo para hacer esto. El poco tiempo que lo hizo..» Con una sonrisa de paz, se abren las puertas a una pronta recuperación.

    Finalmente, las semillas de manzana han germinado, el puente aparece construido, la relación con su madre salvada y las cenizas lanzadas al mar con mucho amor.

    El desenlace es alentador. En el jardín de su casa, una preciosa niña pasea y se sube a un árbol. Allí, coge y se come una preciosa manzana. Y de repente, segundos después, aparece en escena Martha con su hija Lusiana. El árbol como protagonista, frondoso, lleno de manzanas. .

    El profesor Javier de Lucas es un intelectual de reconocido prestigio en la lucha contra las injusticias y los Derechos Humanos. Libros como el suyo y películas como Fragmentos de una mujer o Quién mató a un ruiseñor, ayudan a recuperar la esperanza en un mundo mejor.  En otra ocasión, os hablaré de su libro a propósito del supremacismo de la raza blanca.