Lo sucedido en Afganistán debería alertarnos. Decía Joan Fuster, que los habitantes de las cataratas del Niágara vivían tan acostumbrados al sonido de estas que terminaban por no escucharlas. Lo mismo afirmaba respecto al sonido de las esferas. No permitamos que se pierda nuestra capacidad auditiva; no dejemos que lo habitual se convierta en normal.
Retomando las palabras de Fuster en Diccionari per a ociosos: “Un home que s’hagi «acostumat» a viure en un ambient on la subjecció i el dictat superior donen el to, pot «ensordir-se» —quedar «sord»— davant la carència de llibertat que el rodeja i l’oprimeix. L’home que, per contra, s’ha «acostumat» a les dolceses de l’opció i del desembaràs, també pot ser «sord» als avantatges de la seva situació” (Joan Fuster, Diccionari per a Ociosos, Llibertat, Ed.62, p. 43)
Por si acaso, alguien piensa únicamente en lo que ocurre en su habitual espacio vital, recordarle que el fanatismo no entiende de fronteras. ¿Hemos olvidado los atentados ocurridos en España? ¿Ahora sí? Ignorantes somos un rato, reaccionemos como especie, como sociedad, como mundo sin olvidar que somos animales sociales.