PENA DE MUERTE

A día de hoy, 108 Estados han abolido la pena de muerte para todos los delitos, siete la han abolido para los delitos de derecho común y 29 mantienen una moratoria sobre las ejecuciones, lo que suma 144 Estados en total. Sin embargo. se sigue aplicando la pena de muerte en 55 Estados y territorios.

El debate acerca de la pena de muerte, despierta mucho interés entre mi alumnado. Divido en grupos la clase, unos a favor y otros en contra. En el caso que sean muchos alumnos en clase, planteo diferentes debates. La finalidad es que conozcan por igual las dos posturas y aprendan a debatir, sirviéndose de argumentos. Es importante que no confundan los argumentos con los prejuicios, los estereotipos, las opiniones y las creencias.

En muchas ocasiones, me piden expresar su opinión puesto que no siempre coincide con la que la que han tenido que defender. Entre ellos, hay una tendencia a defender la pena de muerte en algunos casos. Una gran mayoría considera en los casos más graves, debería aplicarse la ley del talión: «Ojo por ojo, diente por diente» Una justicia retributiva: Si matas, que te maten. La cosa me parece preocupante porque los hay quienes mantienen la sonrisa mientras defienden la tortura. Tal es el caso de una alumna de 3 ESO: «A los asesinos, yo los cortaría a cachitos. Después haría una sopa y les obligaría a tomársela» Como vemos, se atreven a defender la tortura. No me preocupa únicamente el qué defienden, sino el lenguaje no verbal que utilizan: sonrisa sádica, ansia de venganza…

El argumento habitual es el siguiente: si una persona ha provocado dolor, tiene que pasar «necesariamente» por el mismo calvario. El ejemplo de alguien que mata a tu hijo es muy común y reiterativo. Entonces, les pregunto: ¿De esa manera, matando, qué solucionamos? Ellos me dicen que con este procedimiento se consigue que pague lo que ha hecho y que jamás vuelva a ocurrir. Tienen que entender que la pena de muerte no es disuasiva y no puede admitirse como un caso de justicia retributiva por su atentado contra la vida. Es el momento de explicarles que en nuestro sistema judicial, los condenados también tienen unos derechos fundamentales: la vida, dignidad, salud… Ellos insisten en que hay individuos que no deberían tener derecho alguno.

Les hablo de los Declaración Universal de los Humanos. Existen muchos casos en los que se ha aplicado la pena de muerte a alguien inocente. En cualquier caso, la pena de muerte es irreversible y en los países donde está presente es donde más violencia tienen… Les comento el cambio que hemos hecho de una sociedad de castigo a una de control y reinserción mediante el sistema penitenciario.

Se resistan a pensar que la prisión deba ser el lugar de los criminales. Tienen que pagar duro por lo que han hecho. En la mayoría de casos, están convencidos que las prisiones, son mejores que muchos hoteles. También critican el hecho de que tengan derecho a estudiar, hacer deporte y no sé qué «lujos» (según ellos) más. Como vemos, existen muchos prejuicios en el imaginario colectivo. En alguna ocasión, me he visto obligado a ponerles algún fragmento de prisiones de Brasil, Filipinas o Colombia…

Una parte considerable considera que el sistema penitenciario no es el correcto. Argumentan que hay gente que no merece tan buen trato. Yo les hablo de la dignidad humana y del azar. Ellos tienen la suerte de nacer donde han nacido y de no haber sido educados en un contexto de marginación social. Se niegan a reconsiderar su postura acerca de la pena de muerte como manera de hacer justicia. Eso sí, aunque les cueste, están obligados a respetar la Constitución y los Derechos Humanos.

El otro día, un señor comentaba en el bar que el bofetón de Will Smith sobre Chris Rock le pareció justificado y que él, lo habría matado a ostias. Así, sin más. Según mi perspectiva, no hay necesidad ni justificación, al menos en este caso, que motive su agresión física. Pero volvamos al caso. La opinión de este señor, me obliga a plantearme las siguientes cuestiones: ¿Son las pasiones un buen indicador para actuar? Una ley que nazca de las pasiones menos nobles, no puede ser una buena ley.

Me llama la atención la falta de empatía o compasión que demuestra mi alumnado en estos debates. Es importante poner encima de la mesa el tema de las enfermedades mentales y la salud mental. Hay ocasiones en que el individuo, por su enfermedad mental, estaba muy condicionado a actuar así. Es importante que conozcan el tema de las patologías y la necesidad de invertir en salud mental.

Mi alumnado sabe que, en un debate, son importantes los argumentos: autoridad, estadística, datos, ejemplos, citas… Estar convencido o que sea tu opinión, no es suficiente.

 

 

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