El pasado 5 de Marzo, Mercedes Milá participó como invitada en el programa Chester in love presentado por Risto Mejide. Pongámonos en contexto indicando como procede una de las partes más entretenidas del programa: va saliendo gente y reflexionando sobre cualquier idea, afirmación o aspecto público del invitado.
En esta ocasión, el bioquímico e investigador valenciano, José Miguel Mulet, desde su pequeño escenario, arrebató contra la tesis de la «enzima prodigiosa» tan defendida por el japonés Hiromi Shinya y ahora respaldada en varios medios televisivos también por Mercedes Milá. Entre tantas afirmaciones que hizo el profesor, quiero destacar la siguiente: «las enzimas prodigiosas no existen sino que son proteínas que cuando las comemos se rompen en cachitos y se degradan» Vaya por delante que, a dia de hoy, son mayoría los nutricionistas y/o bioquímicos que catalogan de «pseudociencia» o simplemente «religión» el planteamiento de la enzima prodigiosa.
Después de la rápida y breve intervención del prestigioso bioquímico, Risto Mejide se tumbó en el sofá y consultó su teléfono móvil no sin antes afirmar que empatizaba con él y con lo que le iba a caer encima. ¡Si eso es empatía, apaga y vámonos! Mercedes Milá respondió con cierta soberbia y, como siempre, creyendo sentar cátedra, así, tajantemente: «Lo primero que te digo es que te leas el libro y adelgaces, porque estás gordo”. Ante semejante salida de tono, el investigador consiguió salir al paso, avergonzado, con un «gracias por decírmelo, porque tengo espejo», afirmando también un tanto cabizbajo: «Tengo un problema de ansiedad», aspecto clave que la periodista pasó por alto y que cualquier persona preocupada por la salud pública, jamás ignoraría puesto que la ansiedad es una de las principales causas de la obesidad y de otros transtornos alimentarios.
Seamos serios, Mercedes Milá actuó sirviéndose de un «argumento ad hominem». En lógica se conoce como argumento ad hominem (del latín, «contra el hombre») a un tipo de falacia (argumento que, por su forma o contenido, no está capacitado para sostener una tesis) que consiste en dar por sentada la falsedad de una afirmación tomando como argumento quién es el emisor de esta. Para utilizar esta falacia se intenta desacreditar a la persona que defiende una postura señalando una característica o creencia impopular de esa persona. Así procedió Mercedes, desvió el tema de discusión y atentó contra la persona intentando ridiculizar a su interlocutor. La periodista, además insistió con afirmaciones del tipo: «tu cintura no es saludable…» El profesor, conservó las formas, recalcando en varias ocasiones que el debate giraba alrededor de la «enzima prodigiosa» y demás afirmaciones relacionadas con la nutrición y la salud. De hecho, finalmente el señor la invitó a que defendiera una dieta saludable pero sin arremeter contra el consumo de la leche y sin defender tales cosas. Menos mal que apareció Risto para separarles, puro espectáculo, a buenas horas…
Después de haber ojeado algunas declaraciones que ciertos especialistas en bioquímica o nutrición han hecho públicas, todo apunta a que el libro del japonés, La enzima prodigiosa, carece de rigor alguno. Sin embargo, ahora son varias las cosas que me preocupan. La primera, que las personas no hayan percibido la falta de respeto o humillación que propinó la periodista al señor ¡ Seamos serios, así no se puede ir por la vida!’ Debería preocuparnos si en el momento que pase la tormenta todo estará olvidado. La segunda cosa que me preocupa es que la gente considere esto un habitual escenario en el que conviven dos opiniones distintas pero igualmente respetables. Pero no es así, en la ciencia no es bueno hablar de opiniones porque si así fuera yo podría opinar que los burros vuelan o que la velocidad es igual al tiempo por el radio al cuadrado. En el campo científico, hay que observar únicamente el rigor, lo otro es simplemente espuma… Dicho esto, hay que ser tajantes con el tema, zapatero a sus zapatos, el señor José Miguel Mulet es un experto en bioquímica, ella es una periodista. ¡Juzguen ustedes mismos quién es más fiable para hablar de enzimas y alimentos!
Repito, investiguen y juzguen ustedes si esta señora merece estar en primera fila del periodismo. Más bien yo la situaría allá arriba, a la derecha del padre, allá por encima del bien y del mal, muy lejos del mundanal ruido terrenal. Pero seamos también consecuentes, somos nosotros quienes la hemos hecho millonaria con el programita este que presenta desde hace mil años. ¡Tenemos lo que nos merecemos!
En lo que respecta al canal Cuatro, considero que debería hacerse responsable de lo ocurrido. Sería un despropósito que se pegara carpetazo al tema ya que en muchos centros educativos más de un niño habrá llorado después de que lo llamaran «gordo». Simplemente les diré que, como profesor de filosofía, me he visto en la obligación moral de ponerles este bochornoso vídeo a mis alumnos para que así reflexionen libremente sobre aquello que sucede en la televisión. Pues lo dicho, la cosa es muy seria ya que el sobrepeso es uno de los principales argumentos que se usa hoy en día para hacer bullying a los niños. Ah, se me olvidaba, el señor Risto, por omisión, también es responsable puesto que en ningún momento condenó la conducta de la periodista. Pues eso, Canal Cuatro, Mercedes Milá y Risto Mejide, tic tac tic tac…. No vengáis luego emitiendo programas sobre el bullying sin haber pedido antes disculpas a toda la ciudadanía. En ese caso, vaya por delante la dedicatoria en boca de Artur Schopenhauer: «Predicar moral es cosa fácil; mucho más fácil que ajustar la vida a la moral que se predica»
Tengo que reconocer que ni los contenidos que trata la periodista, ni las formas como lo hace, me interesan en absoluto…Pero jamás he dicho nada porque he considerado que era cuestión de gustos. Ahora bien, en este caso no juzgo las formas, que tampoco me agradan, juzgo el contenido de sus palabras y creo que hay que ser tajantes con el tema: ¿A qué esperan para pedir disculpas? El tiempo pasa: tic tac tic tac…En caso de que no lo hagan, sepan ustedes que se habrá abierto la veda…
Sin comentarios